Las emociones son señales internas que nos ayudan a comprender lo que necesitamos, lo que valoramos y cómo nos sentimos frente al entorno. Pero cuando no se expresan adecuadamente, pueden provocar ansiedad, conflictos y dificultades para relacionarse. Como madres y padres, tenemos un papel fundamental en este proceso.
- Educar las emociones no solo previene conductas impulsivas o reacciones desproporcionadas. También fortalece el vínculo familiar, promueve la autoestima y prepara a nuestros hijos para enfrentar los retos de la vida con mayor equilibrio.
Recomendaciones prácticas según la edad
- De 1 a 5 años: nombrar lo que sienten
Usa frases simples como: “Veo que estás enojado porque se acabó el juego”. Nombrar las emociones les ayuda a identificarlas.
Evita juzgar sus reacciones. En lugar de decir “no llores”, prueba con “está bien sentirse triste”.
Usa cuentos, títeres o canciones para explorar diferentes estados emocionales.
- De 6 a 11 años: reconocer causas y consecuencias
Ayúdalos a conectar emociones con situaciones: “¿Te sientes frustrado porque no salió como querías?”
Invítalos a pensar en formas alternativas de reaccionar: “¿Qué podrías hacer la próxima vez?”
Practiquen juntos la respiración profunda o pausas activas para calmarse.
- De 12 a 18 años: validar sin invadir
Evita minimizar lo que sienten, incluso si te parece exagerado. La adolescencia es una etapa emocionalmente intensa.
Escucha sin interrumpir ni intentar resolver todo de inmediato. A veces solo necesitan ser escuchados. Anímales a escribir, dibujar o hablar con alguien de confianza para canalizar lo que sienten.
¿Qué hacer cuando las emociones se desbordan?
No siempre sabrán qué hacer con lo que sienten. Y está bien. Estos momentos pueden convertirse en valiosas oportunidades de aprendizaje si actuamos con paciencia y contención.
- Marca límites claros pero amorosos: “Entiendo que estás enojado, pero no puedes golpear”.
- Ayuda a identificar la emoción detrás del comportamiento: muchas veces la rabia es tristeza disfrazada.
- Enséñales que equivocarse es parte del proceso: cada emoción trae consigo un mensaje y una oportunidad de conocerse mejor.
Claves para fortalecer la inteligencia emocional en casa
- Modela lo que quieres enseñar. Tus hijos aprenden más de cómo manejas tú tus emociones que de lo que les dices.
- Crea espacios seguros para hablar. Dales tiempo para expresar lo que sienten sin presión ni juicio.
- Haz de las emociones parte de la rutina. Pregunta “¿cómo te sentiste hoy?” en lugar de solo “¿cómo te fue?”.
Acompañar a nuestros hijos en el manejo de sus emociones no requiere respuestas perfectas, sino presencia, empatía y disposición para crecer junto a ellos. Cada etapa de la infancia y la adolescencia es una oportunidad para cultivar herramientas emocionales que les servirán toda la vida.
Desde casa, podemos ofrecerles el regalo más valioso: enseñarles que sentir es humano, expresarlo con respeto es poderoso, y aprender a regularse es una muestra de verdadera fortaleza.
En el CFH contamos con el apoyo de expertos en psicopedagogía para guiar y apoyar a nuestros alumnos de todos los niveles, para formar adultos capaces y felices.